martes, 13 de octubre de 2009

reales pavos...

-Me aburrí de estas cuestiones- las tomé y las tiré lejos. Me miró perpleja. No espere una respuesta, di media vuelta y me fui.
Esto había empezado no hace mucho, hace al menos un mes. No me las había sacado en todo ese tiempo teniendo la secreta esperanza de que funcionasen.
En las mañanas las perfumaba y peinaba, tenían que lucir esplendidas cuando la viese. Las oportunidades no se regalan se pelean a muerte.
Poco a poco se empezaron a quebrar y a apolillar. Otras personas tenían nuevas y relucientes, las mías se volvían con el tiempo opacas, al igual que mi postura frente a ellas.
Un día, hoy, no pude más y las tiré con todas las fuerzas lo más lejos posible.
La lucha se había vuelto encarnizada y había que forcejear casi para conseguir hablar. A codazos uno podía dirigirle la palabra, en cualquier minuto empezarían los cabezazos para decidir quien tendría el placer.
Ya de mal humor me alejé un poco.
Me arrepentí y entre de nuevo al circo, teníamos plumas de pavos reales alrededor de la cabeza, pero en realidad éramos unos reales pavos.